El Amor tiene un límite y se llama Dignidad

En este mundo inmenso del crecimiento personal cada vez aprendes más y conoces a más personas que se dedican a dar sus orientaciones que comparto con vosotros, lectores de mi blog personal.
Navegando por la red he encontrado la página (inmaculadasol) de Inmaculada Asensio Fernández, que así nos recibe:

"Bienvenidos a mi espacio personal, dedicado a la labor de ayuda y enfocado a la superación personal"

Es trabajadora Social por la Universidad de Granada y Universidad de Brighton, Inglaterra (2001). 


Máster en Comunicación Social por la Universidad de Almería, con mención de honor "Premio Extraordinario Mejor Expte. Académico (2016)".
Actualmente trabaja en la Agencia de Servicios Sociales y Dependencia de Andalucía, en el Departamento de Salud Mental. 

En una de sus entradas he leído: 
El Amor tiene un límite y se llama Dignidad

Destaco en su escrito,  algunas de sus frases que me han gustado:
  • Una cosa es que el amor tenga una capacidad de expresión ilimitada, y la otra es que no tenga límite. Sí lo tiene y se llama DIGNIDAD.
  • El amor propio aparece en los libros de autoayuda y en los materiales sobre autoestima y superación personal. Y es desde ese amor propio que comienza todo, desde esa llama que es valorarse a uno o una misma sobre todas las cosas.
  • Si una persona tiene conciencia de cuál es su valor, por encima de todas las cosas, sabrá cuidar de sí misma, protegerse ante situaciones inadecuadas y darse el lugar que le corresponde en cualquier situación que le presente la vida.


Recuerda otro dicho que comparto: “No me quieras tanto y quiéreme mejor” 

  • Si te sientes una persona confiada, amada, valorada y respetada, la cosa tiene buena pintaUna relación es para compartir, para crecer juntos, para tener una buena vida, un proyecto en común.

  • Ahora bien, si tus pensamientos y sentimientos sobre esa relación son negativos, te sientes una persona temerosa e insegura… sufres, por no mencionar sentimientos aún más dolorosos como la infravaloración, la humillación o las faltas de respeto… quizá sea hora de practicar el amor propio -como única alternativa posible- y cortar por lo sano.



Como final, muestra un extracto tomado de "La danza de amor de las hadas", de Rosetta Forner 

Érase una vez una sirena que había recuperado la fe en sí misma, razón por la cual estaba muy contenta.
Érase una vez la historia feliz de un corazón que, dichoso, bailaba la danza de la autenticidad, el coraje, el amor y la magia.
Así deberían comenzar todas las historias. Así debería sentirse toda mujer y todo hombre en el planeta tierra.










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