1) ¿Cuál es el grado de certeza sobre tu creencia?
Muchas creencias las tenemos porque las hemos oído aquí y allí repetidas veces, porque nos las inculcaron en casa, porque es lo que dicen los medios de comunicación, la publicidad. Pero ¿qué grado de certeza tenemos sobre estas creencias? Normalmente poco. Reevalúa objetivamente su validez.
2) ¿Sabemos o conocemos? ¿Cuántas cosas sabes a ciencia cierta?
Saber implica experiencia, y al experimentar desarrollamos creencias. Pero debemos recordar que también se puede repetir la misma experiencia obteniendo distintos resultados. Por ejemplo, si siempre has salido con chicos que han acabado dejándote a los pocos meses de relación no quiere decir que siempre vaya a ser así. Cuando tú cambias todo cambia. Cuando rompes el patrón rompes el hechizo. Entiende que tus creencias son creencias y no realidades.
3) Cambia tus creencias negativas por otras positivas y ¡actúa!
En el ejemplo de la persona obesa este podría cambiar su “la obesidad está en mis genes” por “ponerme en forma está en mi mano”. Y la chica de las relaciones frustradas podría cambiar su “es que siempre me dejan” por “ahora estoy preparada para hacer mejores elecciones”.
4) Repítete tus nuevas creencias como un mantra.
Al principio parece ridículo pero se acabarán asentando en tu subconsciente.
5) Piensa en ese objetivo importante que hace tiempo quieres conseguir.
¿Qué te limita a conseguirlo? Observa como empiezan a salir cosas de la lista de los top10. Cuando empieces a entender las leyes del juego mental que te haces a ti misma te entrará hasta risa.
6) Haz las cosas de forma diferente.
Experimenta una y otra vez las consecuencias de tu cambio de creencia>emoción>acción. Te darás cuenta de que las cosas pueden ser de otra manera y testearás la certeza y validez de tu recién adoptada creencia.
Esto no es como encender y apagar el interruptor. Esto es un compromiso con una misma a largo plazo. Con determinación podemos ir dejando atrás limitaciones y abriendo puertas a nuevas posibilidades de crecimiento.
¿Quizás ya has identificado algunas de tus creencias limitantes?
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